Los Titanes Fabian Lopez



Mitología Griega: Titanes


Los Titanes son en la mitología griega una raza de poderosos dioses preolímpicos, es decir, los primeros dioses antes de que Zeus destronara a Cronos, el principal de los titanes.
Se dice que eran 12 y estaban asociados con conceptos básicos o primordiales, eran guiados por Cronos (dios del Tiempo) quien derrocó a su padre Urano (el Cielo):
  1. Cronos (Tiempo)
  2. Océano (río que circundaba el mundo)
  3. Ceo (Inteligencia)
  4. Crío (dios de los rebaños)
  5. Hiperión (Fuego astral)
  6. Jápeto
  7. Febe (titánida de la corona de oro)
  8. Mnemósine (Memoria)
  9. Rea (Reina de los titanes, esposa de Cronos y diosa de los partos)
  10. Temis (orden divino, leyes y costumbres)
  11. Tetis (diosa del mar)
  12. Tea (diosa de la vista)
Se decía que Urano, se casó con su madre, la diosa Gea o Gaia (Tierra y la Diosa Madre) y procrearon a los 12 Titanes, a los Cíclopes y a los hecatónquiros; sin embargo, como Urano tenía miedo de que sus hijos lo derrocaran escondió a los Cíclopes y Hecatónquiros en el Tártaro; Gea fabricó una gran hoz con un pedernal gris y pidió a sus hijos, los Titanes que la ayudaran; sólo Cronos se atrevió a hacerlo y castró con la hoz a su padre Urano, de la sangre de Urano nacieron los gigantes y las erinias.
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Cuando Urano fue vencido por su hijo, el titán Cronos, éste se erigió como rey de los Titanes y es quizá por esta razón que Urano llamó a sus hijos Titanes, en griego Τιτᾶνες que significa los que abusan pues habían planeado fríamente vencer a su padre.
Pero este acto se repetiría y Cronos sería a su vez, destronado por su hijo Zeus (rey de los dioses del Olimpo) en lo que se conoce como la Titanomaquia o la “Guerra de los Titanes” que duró 11 años y fue librada entre los Titanes desde el monte Otris y los Olímpicos desde el monte Olimpo.
Cuenta el mito que Cronos, temeroso de que sus hijos lo derrotaran como él lo hizo con su padre Urano, comenzó a devorarlos; sin embargo, Rea, aconsejada por Gea, decidió mantener con vida al más joven de sus hijos así que envolvió una roca en pañales y se la dio a Cronos, haciéndole creer que era Zeus. Cuando Zeus creció, ayudado por Gea liberó a sus hermanos del vientre de Cronos, liberó a los cíclopes y a los hecatónquiros y todos lucharon contra los titanes.
Cuando Zeus y sus hermanos derrocaron a los titanes, los enviaron al Tártaro; algunos de los Titanes que habían permanecido neutrales en la lucha no recibieron ningún castigo, tal es el caso de Ocáno y sus 6 hermanas.
Se dice también que de la primera generación de titanes, nacieron otros (aunque no siempre se les reconocía como titanes), como las ninfas oceánides que eran hijas de los titanes Océano y Tetis; Asteria, que era hija de Ceo y Febe; Atlas, hijo del titán Jápeto y la ninfa Clímene; Prometeo, hijo del titán Jápeto y de la oceanide Climene, etc.
Oceano 

En la antigüedad clásica, Océano (en griego antiguo Ώκεανός Ōkeanós u Ωγενος Ōgenos, literalmente ‘océano’;1 en latín Oceanus u Ogenus) se refería al Océano Mundial, que los griegos y romanos pensaban que era un enorme río que circundaba el mundo. Hablando con propiedad, era la corriente de agua marina del ecuador en la que flotaba el ecúmene (οἰκουμένη oikoumene).2 


En los mitos 

En la mitología griega este océano mundial era personificado como un Titán, hijo de Urano y Gea. En los mosaicos helenísticos y romanos se representa con frecuencia a este Titán con el torso y brazos de un hombre musculoso con barba larga y cuernos (a menudo con pinzas de cangrejo), y con la parte inferior del cuerpo de una serpiente (compárese con Tifón). En fragmentos de una vasija arcaica fechada sobre 580 a. C.,3 entre los dioses que acuden a la boda de Peleo y la ninfa marina Tetis aparece un Océano con cola de pez, llevando un pez en una mano y una serpiente en la otra, dones de recompensa y profecía. En los mosaicos romanos, como el de Bardo, puede aparecer llevando un timón y meciendo un barco. 
Algunos estudiosos creen que originalmente Océano representaba a todos los cuerpos de agua salada, incluyendo el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, las dos mayores masas acuáticas conocidas por los antiguos griegos. Sin embargo, a medida que la geografía se hizo más precisa, Océano pasó a representar las aguas más desconocidas y extrañas del Atlántico (también llamado «Mar Océano»), mientras el recién llegado de una nueva generación, Poseidón, gobernaba el Mediterráneo. 
La esposa de Océano era su hermana Tetis, y de su unión nacieron las tres mil Oceánides (o ninfas del mar) y todos los Oceánidas, los ríos del mundo, así como las fuentes y los lagos.4 De Crono, de la raza de los Titanes, nacieron los doce olímpicos, y Hera menciona dos veces en la Ilíada su pretendido viaje «a los confines de la fértil tierra para ver a Océano, padre de los dioses, y a la madre Tetis, los cuales me recibieron de manos de Rea y me criaron y educaron en su palacio».5 
En la mayoría de las versiones de la Titanomaquia o guerra entre los Titanes y los Olímpicos, Océano, junto con Prometeo y Temis, no se unió al bando de sus hermanos Titanes contra los Olímpicos, sino que se mantuvo ajeno al conflicto. En la mayoría de las versiones de este mito, Océano también rehusó unirse a Crono en la rebelión de éste contra su padre Urano. 
En la Ilíada, la rica iconografía del escudo de Aquiles que había creado Hefesto quedaba encerrada, como se creía que lo estaba el propio mundo, por Océano: 


Entonces, corriendo alrededor del borde del escudo, tres veces, 
dibujó toda la fuerza de la corriente del Océano. 



HIPERION 

En la mitología griega, Hiperión (en griego antiguo Ὑπερίων Hyperíôn, ‘el que vive arriba’ o ‘el que mira desde arriba’) es un Titán, hijo de Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra). 
En la Ilíada de Homero, el dios sol se llamaba Helios Hyperion (‘Sol en lo más alto’), pero en la Odisea, la Teogonía de Hesíodo y el himno homérico a Deméter el sol recibe el nombre de Hyperonides (‘hijo de Hiporraerión’), y ciertamente Hesíodo imaginaba a Hiperión como un ser separado de Helios en otras obras. De hecho, algunos traducen «Hiperión» como ‘el que aparece antes que el Sol’. En la literatura griega posterior Hiperión siempre se distingue de Helios. 
Hiperión es considerado a menudo el dios de la observación, y su hermana Tea la diosa de la vista. 
Según Hesíodo, se casó con Tea (llamada Eurifaesa es el Himno homérico a Helios), su hermana, con la que tuvo tres hijos: Helios (el Sol), Selene (la Luna) y Eos (la Aurora): 
Tea concibió del amor de Hiperión y dio a luz 
al gran Helios y las brillantes Selene y Eos, 
que traen la luz a todos los mortales de esta tierra 
y a los inmortales dioses que gobiernan el ancho cielo.1 
Sus tres hijos eran notables por su belleza y virtud, lo que atrajo sobre Hiperión los celos de los otros Titanes. Éstos, conspirando entre ellos, convinieron matar a Hiperión y ahogar a sus hijos. 
Hiperión desempeña un papel virtualmente nulo en los cultos griegos y muy pequeño en la mitología, con la excepción de aparecer en la lista de los doce Titanes. Autores griegos posteriores intelectualizaron sus mitos: 
De Hiperión se nos dice que fue el primero en entender, por su diligente atención y observación, el movimiento del sol, la luna y las demás estrellas, así como de las estaciones, que están provocadas por estos cuerpos, y dar a conocer estos hechos a los demás; y por esta razón fue llamado padre de estos cuerpos, pues había engendrado, por así decirlo, la especulación sobre ellos y su naturaleza.2 




Ceo 

En la mitología griega, Ceo (en griego antiguo Κοῖος Koĩos, ‘inteligencia’, ‘inquisitividad’) era el Titán de la inteligencia. Los titanes eran los hijos gigantes de Urano (Cielo) y Gea (Tierra). 
Con su hermana Febe, titánide del brillo y la luna, Ceo fue padre de Leto y Asteria. De Zeus (hijo de Crono y Rea), Leto engendró a Artemisa y Apolo. 
Ceo representaba la adivinación por las estrellas, así como el eje norte del cielo alrededor del cual giraban las estrellas, que recibió el nombre de Polo por él (Πολος Polos era uno de los epítetos de Ceo). 
Junto con su esposa, que representaba el centro de la Tierra (entendida como un disco plano), despuntó como uno de los primeros dioses proféticos, siendo Ceo el portavoz de la sabiduría de su padre Urano y Febe la de su madre Gea. En este sentido sus dos hijas representaban las dos ramas de la clarividencia: Leto y su hijo Apolo presiden el poder profético de la luz y el cielo, mientras que Asteria y su hija Hécate lo hacen del de la noche, la oscuridad ctónica y los espíritus de los muertos. Asimismo Apolo dividía su tiempo entre el oráculo de Delfos, en el centro de la Tierra que presidía su abuela y, durante el invierno, en las regiones hiperbóreas, cercanas al polo que representaba su abuelo Ceo. Ambos lugares estaban custodiados por dragones, Pitón en Delfos y la constelación de Draco en el norte axial, pudiendo éstos representar a la pareja de Titanes. Según esta versión Ceo sería el dragón que Atenea lanzó al firmamento durante la citada titanomaquia. 
Con los demás titanes, Ceo fue derrocado por Zeus y los demás olímpicos, que lo encerraron en el Tártaro. 



Urano 

En la mitología clásica, Urano (en griego antiguo Οὐρανός Ouranos, ‘cielo’, ‘firmamento’, latinizado Uranus) es el dios primordial del cielo. En la mitología griega era personificado como hijo y esposo de Gea, la Madre Tierra. Ambos fueron ancestros de la mayoría de los dioses griegos, pero ningún culto dirigido directamente a Urano sobrevivió hasta la época clásica,1 y el dios no aparece entre los temas comunes de la cerámica griega antigua. Sin embargo, la Tierra, el Cielo y Estigia podían unirse en una solemne invocación en la épica homérica.2 
La mayoría de los griegos consideraban que Urano era un dios primordial (protogenos), y no le asignaban padres. Bajo la influencia de los filósofos, Cicerón afirma en De natura deorum que era descendiente de los antiguos dioses Éter y Hemera, el Aire y el Día. Según los himnos órficos, Urano era el hijo de la diosa de la noche, Nix. Su equivalente en la mitología romana era Caelus (de caelum, en latín ‘cielo’). 


Gea 

Gea o Gaya (en griego antiguo Γαῖα Gaĩa o Γαῖη Gaĩê, ‘suelo’ o ‘tierra’; en koiné Γῆ Gễ) es la diosa primordial que personifica la Tierra en la mitología griega. Es una deidad primordial y ctónica en el antiguo panteón griego, considerada la Tierra Madre, de lo que la referencia más antigua es el griego micénico ma-ka, escrito en alfabeto silábico lineal B.1 
Su equivalente en el panteón romano era Terra Mater o Tellus. Los romanos, a diferencia de los griegos, no distinguían sistemáticamente una Titánide Tierra (Tierra) de una diosa del grano, Ceres.2 


En la mitología griega 

La Teogonía de Hesíodo cuenta3 cómo, tras el Caos, surgió Gea «la de amplio pecho», la eterna fundación de los dioses del Olimpo. De su propio ser, «sin mediar el grato comercio», trajo a Urano, el cielo estrellado, su igual, para cubrirla a ella y a las colinas, y también a Ponto, la infructuosa profundidad del mar. Pero tras esto, como cuenta Hesíodo: 
acostada con Urano, alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Crono, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre. 
Hesíodo menciona que Gea concibió más descendencia con Urano. Primero los Cíclopes gigantes de un solo ojo, constructores de murallas, a los que posteriormente se les dieron nombres: Brontes (‘el que truena’), Estéropes (‘el que da el rayo’) y Arges (‘el que brilla’): «El vigor, la fuerza y los recursos presidían sus actos.» Luego añade los tres terribles hijos de cien manos de la Tierra y el Cielo, los Hecatónquiros, Coto, Briareo y Giges, cada uno con cincuenta cabezas. 
Urano escondió a cíclopes y hecatónquiros en el Tártaro para que no vieran la luz, regocijándose de su maldad. Esto provocaba dolor a Gea (el Tártaro era su vientre), por lo que creó un pedernal gris (o adamanto) y de éste fabricó una gran hoz, y reuniendo a los titanes les pidió obediencia. Solo Crono, el menor, se atrevió a tomar la hoz y castró a su padre cuando éste se acercó a Gea para yacer con ella. De las gotas de sangre y semen Gea concibió aún a más hijos: las fuertes Erinias, los Gigantes con armadura y las Melias (ninfas de los fresnos). 
Crono arrojó al mar los testículos de Urano, donde produjeron una espuma de la que nació Afrodita. Tras la castración de Urano, Gea parió a Equidna y Tifón, engendrados por Tártaro. De su hijo Ponto tuvo a las deidades marinas Nereo, Taumante, Forcis, Ceto y Euribia. Con Éter tuvo a Ergía, la diosa de la pereza y la holgazanería. 
Zeus escondía a una amante, Elara, de Hera ocultándola bajo la tierra. El hijo que tuvo de ésta, el gigante Ticio, es por tanto considerado a veces hijo de Gea, la diosa de la tierra. 
Gea también hizo inmortal a Aristeo. 
Se cree por algunas fuentes4 que Gea fue la deidad original tras el Oráculo de Delfos. Traspasó sus poderes a, según la versión, Poseidón, Apolo o Temis. Apolo es el mejor conocido como poder tras el oráculo, muy reconocido ya en tiempos de Homero, tras haber matado al hijo de Gea Pitón en ese lugar y usurpado su poder ctónico. Hera castigó a Apolo por esto enviándolo a trabajar como pastor durante nueve años con el rey Admeto. 
Los juramentos prestados en nombre de Gea, en la antigua Grecia, estaban considerados entre los más sagrados. 
En el arte clásico Gea era representada de dos formas. En las vasijas pintadas atenienses se la mostraba como una mujer entrada en años, medio levantada del suelo, a menudo dando el bebé Erictonio (un futuro rey de Atenas) a Atenea para que ésta lo criase. Más tarde, en los mosaicos, aparece como una mujer reclinada sobre la tierra rodeada por un grupo de Karpoi, dioses infantes de los frutos de la tierra. 


Ponto 

En la mitología griega, Ponto (en griego antiguo Πόντος Póntos, ‘mar’; en latín Pontus) era un antiguo dios del mar preolímpico, hijo de Gea, la Tierra, y hermano de Urano. Hesíodo cuenta que Gea engendró a Ponto por sí misma, sin emparejarse.1 Para él, Ponto parece poco más que una personificación del mar. Higino afirmaba que fue hijo de Gea con Éter, el Aire.2 
Fue padre con Gea de los ancianos del mar, Nereo y Taumante (el sobrecogedor ‘milagro’ del mar), de los aspectos peligrosos del mar, Forcis y su esposa y hermana Ceto, y de la ‘fuerte’ diosa Euribia. Con Talasa (cuyo nombre significa simplemente ‘mar’, pero en una raíz pre-griega), fue padre de los Telquines. 
Compárese con el titán del mar Océano, cuya presencia era más vívida entre los helenos.  


Japeto 


En la mitología griega, Jápeto (en griego antiguo Ίαπετός Iapetós), era un titán hijo de Urano y Gea. Fue padre de Atlas, Prometeo (a través de quien sería ancestro de la raza humana), Epimeteo y Menecio, a quien Zeus mataría en la Titanomaquia. Sus descendientes son a menudo llamados por las formas patronímicas Japétidas o Japetónidas.    



Febe 

En la mitología griega, Febe (en griego antiguo Φοιβη Phoebē, ‘brillo’ del intelecto), la de la corona de oro, era una de las Titánides originales, los hijos gigantes de Urano y Gea. Febe acudió al lecho de Ceo y de él concibió a Leto y a Asteria.1 Recibió el control del oráculo de Delfos de Temis, de acuerdo con algunas pocas fuentes, y posteriormente se lo daría a Apolo.2 
También se aplicaba su nombre como epíteto a Artemisa en su papel de diosa de la luna, que se consideraba femenina.3 

CRONOS 

En la mitología griega, Crono (en griego antiguo Κρόνος Krónos, transliterado también Cronus y Kronos)1 era el líder y —en algunos mitos— el más joven de la primera generación de Titanes, descendientes divinos de Gea, la tierra, y Urano, el cielo. Crono derrocó a su padre y gobernó durante la mitológica edad dorada, hasta que fue derrocado por sus propios hijos, Zeus, Hades y Poseidón, y encerrado en el Tártaro2 o enviado a gobernar el paraíso de los Campos Elíseos.3 
Se le solía representar con una hoz o guadaña, que usó como arma para castrar y destronar a su padre, Urano. En Atenas se celebraba el duodécimo día de cada mes (Hekatombaion) una fiesta llamada Cronia en honor a Crono para celebrar la cosecha, sugiriendo que, como resultado de su relación con la virtuosa edad dorada, seguí presidiendo como patrón de la cosecha. Crono también fue identificado en la antigüedad clásica con el dios romano Saturno. 

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